Rodney A. Ríos Rodríguez Julio 13, 2019 |
Mark Twain
decía que siempre que te encontraras en el lado de la mayoría era tiempo de
detenerse y reflexionar. Por primera vez desde que tengo consciencia política
me encuentro en el lado de la mayoría, pidiendo al gobernador Rosselló Nevares
que, como mínimo, renuncie a su candidatura a la reelección por el PNP en el
2020.
Mis razones son distintas a la de la mayor parte de las personas que lo hacen,
por eso decidí, en honor a Twain, hacer una breve reflexión sobre la presente
crisis política y constitucional que vive Puerto Rico
Lo primero: aunque el gobierno de
Rosselló Nevares ha colapsado y ya es insostenible, debemos tener pendiente que
hubo ciertas reformas que serán de utilidad para Puerto Rico en el futuro en
manos de un mejor gobernante.
La ley que transformó al gobierno como empleador
único, la creación del Departamento de Seguridad Pública, que no se pusieron
nuevos impuestos, y, finalmente, que se mejoró la captación de dinero en
Hacienda. Estas reformas en el futuro pueden ser usadas de forma positiva en la
transformación de Puerto Rico a tener un gobierno más pequeño y eficiente.
Por
otro lado, el gobierno ha estado plagado primero de controversias evitables
(Whitefish, el chat de WhatsApp, la libertad religiosa) hasta culminar en los
presentes escándalos de Telegram y las acusaciones de corrupción por parte del
FBI. Quiero listar lo que para mí fueron los factores críticos para retirar el
apoyo al Gobernador, y llegar a la conclusión de que no merece la reelección.
El plebiscito de 2017 fue un fracaso, muy mal
manejado, que produjo la des-legitimación del anterior plebiscito de 2012 en
donde ganó la estadidad. Ese plebiscito de 2017 produjo el clima perfecto para
que ocurriera una masiva abstención del electorado, más por apatía que por
campaña de la oposición, que permitió los sectores de oposición presentarse
como que habían logrado derrotar la estadidad. Eso produjo que el movimiento
estadista hiciera el ridículo con el Plan Tennessee.
Luego, el negarse a
integrar a Puerto Rico dentro del sistema contributivo federal dejó pasar una
gran oportunidad para que Puerto Rico estuviese más cercano de la estadidad. Luego
el hacer campaña en contra de miembros del Partido Republicano nacional,
especialmente a Rick Scott, fue un gran acto de desagradecimiento y suicidio
político.
El escándalo de los drones, el dinero en estatuas de gallos; todo
culminando con los dos presentes escándalos que han producido una crisis de una
magnitud que la democracia puertorriqueña no había visto quizás nunca en su
historia.
Haciendo un breve recuento,
Puerto Rico ha tenido crisis políticas, constitucionales y económicas
anteriormente, pero rara vez una combinación de las tres. La primera crisis
constitucional seria de nuestra democracia fue en 1909 cuando la Cámara de
Delegados de Puerto Rico no quiso aprobar el presupuesto del gobernador Regis
H. Post, como protesta por nombramientos judiciales con el que los delegados
estaban en desacuerdo. Posterior a eso, la década de los treinta fue una crisis
política y económica que culminó con el surgimiento del PPD.
Durante el periodo
de 1964-1968 se produjo una crisis política que culminó con el bipartidismo, resultado
de la victoria de Luis Ferré. Otras crisis políticas ocurrieron, Cerro
Maravilla, Víctor Fajardo, las acusaciones de Acevedo Vilá, la crisis económica
de 2006 al presente, el caso de Anaudi, y finalmente la quiebra. La
consecuencia inmediata de todo esto ha sido el crecimiento del populismo en
Puerto Rico, culminando con una combinación perfecta ahora en crisis constitucional,
política y económica.
Puerto Rico sigue en depresión
económica, y para colmo, ahora la administración Rosselló Nevares ha caído en
un hoyo de donde no hay salida. El escándalo de las conversaciones en Telegram
ha producido un catalítico para que el Partido Nuevo Progresista se diera
cuenta de que Rosselló Nevares no es viable a la reelección.
Lo mas preocupante
del chat (sin atender los insultos o el comportamiento de la administración)
son los intentos de remover a Arnaldo Claudio, monitor federal de la policía de
Puerto Rico, eso en conjunto con el despido de altos funcionarios del gabinete
como el Secretario de Estado, demuestran un comportamiento ya Nixoniano de
parte de la administración.
Lo cual ha contribuido a empeorar la crisis. Las
consecuencias políticas sin embargo son severas, ese chat ha producido el
colapso del apoyo del Gobernador dentro del liderato del PNP, destruido la
relación entre la rama ejecutiva y legislativa, eliminado cualquier pretensión
del Gobernador a seriedad y producido el colapso de sus funcionarios,
permaneciendo solo Ricky Llerandi como secretario de la gobernación. La
relación entre la Legislatura y Fortaleza está llegando a un nivel tan crítico
que el Gobernador necesita una válvula de escape urgentemente.
¿Qué debe proceder? Por el
momento pienso que hasta que no haya acusaciones directas al Gobernador por
parte del FBI, este no debe renunciar. La crisis política que ha generado puede
tener como válvula de escape que anuncie que no irá a reelección. La razón por
la cual no debe renunciar es que una sociedad democrática no debe anular una
elección por cualquier pasión momentánea de la opinión publica.
Las
instituciones de nuestra forma republicana de gobierno están hechas para ser
lentas y resistir las pasiones de las mayorías, un precedente de renuncia o
residencia sin que se hayan dado acusaciones directas de corrupción a un
Gobernador no debe ser establecido sin cautela o prudencia. Como se encuentra
la situación al momento de este escrito, lo prudente sería esperar el juicio
del electorado en las próximas elecciones generales de 202o.
Mientras
tanto, lo que procede para el gobernador es que establezca lo que en la
política británica se conoce como un “caretaker government” que se encargue solo
de existir hasta que se elija un nuevo gobierno y este juramente. Durante ese
proceso, el Gobernador debe tener consciencia que las vacantes que se han
producido por este escándalo se llenarán con personas de la confianza de la
Asamblea Legislativa, los nombramientos deben atenderse mediante conferencia
entre el poder ejecutivo y el liderato legislativo.
Si se le acusa directamente,
para salvar el prestigio de las instituciones, el Gobernador debe renunciar
inmediatamente a la gobernación. Pero no se ha llegado a eso. Aunque, si el
Gobernador no toma acción pronto el nivel critico de la crisis será tanto que
la Legislatura va a proceder a residenciarlo. Aún con un caretaker government
existen dificultades, principalmente en lidiar con la Junta de Control Fiscal y
las relaciones con el gobierno federal.
Una posible solución a esto es que el
gobierno federal legisle un síndico a cargo de los fondos que se asignaron a la
isla.
Para
concluir, una breve reflexión sobre el comportamiento de Puerto Rico durante
esta crisis. Me parece que el partido de gobierno, el liderato del partido, los
partidos de oposición, hasta la prensa, sorpresivamente, se han comportado como
debe hacerse en una democracia madura. Con la excepción de pedir la renuncia
sin ulteriores consideraciones. Pero, que el periodismo haya sacado Telegram a
la luz es la función de una prensa libre en una sociedad libre, algo de lo que
debemos estar orgullosos.
El partido de gobierno y los de oposición han ido
reaccionando de acuerdo con el desarrollo de la crisis. Y aunque debemos
sentirnos tristes de que han ocurrido estos escándalos, Puerto Rico debe estar
contento de que su democracia está funcionando, y el papel del FBI demuestra
nuevamente los beneficios de la Unión con Estados Unidos.
En fin, he visto un
nivel de acción de las instituciones políticas en este país que no sabía si era
posible, y me alegra mucho. Quizás esta tragedia es simplemente el proceso de
limpieza antes de tiempos mejores, como cuando el cuerpo expulsa un virus.
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