Tuesday, September 6, 2011

Puerto Rico ``EN CUEROS``



EL NUEVO DIA - 4 Septiembre 2011

EN CUEROS
por Mayra Montero

El pasado miércoles, este periódico publicó unos comentarios del jefe de Análisis Económico Global para el Scotiabank, Pablo Breard. El hombre habló sobre la previsión de crecimiento para el Asia emergente y América Latina. Entre otras cosas, resaltó que el sur crecía con más fuerza que el norte; que, por primera vez, una parte del mundo avanzaba sin que Estados Unidos jugara un papel decisivo, y que tenía que haber “un cambio conceptual de la cultura de la deuda”, puesto que “la vida con endeudamiento es una invitación al desastre”.

¿Lo escucharon en Fortaleza o en el Capitolio? Mucho me temo que no.El gran debate en la mayoría de los países latinoamericanos se centra en este instante en su capacidad para desconectarse del caos monetario que vive la economía mundial. Pese a que existen más de diez tratados de libre comercio con Estados Unidos y Europa -tratados que, en algunos casos, amarran innecesariamente a los más débiles- los países latinoamericanos batallan por una mayor autonomía financiera. Viven en busca de mecanismos que los ayuden, no a lidiar con la crisis, pues la crisis los ha rozado poco, sino a mantenerla lo más lejos posible.

Se calcula que América Latina cuenta actualmente con una reserva monetaria de más de $700,000 millones, aparte de que muchos de sus gobiernos se han ocupado de crear reservas alimentarias, fundamentales en un mundo donde la comida se tiende a encarecer, y eso no va a cambiar. Algunos economistas piensan que el hecho de que los activos monetarios de América Latina estén guardados en bancos norteamericanos o europeos, no es muy seguro. Por eso han discutido entre ellos la necesidad de crear un banco para la región y hasta una moneda común que sería el sucre, el mismo nombre de la antigua divisa ecuatoriana.

A lo mejor todo esto tarda en materializarse, pero esos gobiernos, sus economistas, sus diputados y senadores, priorizan a conciencia estos temas; intercambian ideas; exploran sus alternativas. Saben que es imposible desvincularse por completo de los vaivenes del mercado mundial, pero están haciendo lo que pueden para que sus economías se fortalezcan. Y parece que lo están logrando, tomando en cuenta lo que dice el experto del Scotiabank.

Todo esto viene a cuento porque aquí, con un sistema de pensiones quebrado, una economía con el agua al cuello y un intercambio comercial absurdo, sin reserva alimentaria de ninguna clase y con buena parte de la población ociosa, el único debate en estas dos semanas ha girado en torno al fondillo de un legislador. La pregunta es: ¿si Arango no se hubiera hecho esas fotos, tendríamos otra opinión de él? ¿Lo consideraríamos un buen servidor público, una persona con profundidad, íntegra y de convicciones propias?

La verdadera obscenidad no está en las fotos, sino en su conducta legislativa; en los horribles y oprobiosos proyectos que avaló durante todos esos años; en sus juntillas con el fundamentalismo religioso y la manera en que respaldó el discrimen. Las fotos son lo de menos. ¿O es que acaso porque no hay fotos de los otros, de esos mentecatos que viven chupando privilegios, y que hacen todo lo posible por mantener a la gente sumida en la ignorancia, los consideramos impecables y maravillosos?

No podemos caer en la trampa de la distracción y el chiste barato. Qué bien le han venido esas fotografías a los colegas de Arango para darse golpes de pecho, destilar su moralina rancia y a la vez perdonarle la vida al portavoz. Iban de perdonavidas, haciéndose los bondadosos y considerados, aunque ninguno de ellos es mejor que Arango.

El asunto ha servido para que una buena parte del País se olvide de la desvergüenza de reforma legislativa que han aprobado. Hasta el 2017 no reducen el tamaño del bochorno público en que se han convertido Cámara y Senado. Quiere decir que un sujeto como el autoproclamado pastor Heredia, que ahora cuenta con jugosísimos contratos del Gobierno, pero que presuntamente correrá para representante, tendrá tiempo de entrar a la Cámara, pasarse cuatro años empujando leyes represivas, y para cuando cumpla su término, todavía la Legislatura seguirá en las mismas: llena de gente que rinde culto a la holgazanería y no suelta el teléfono ni para ir al baño.

El jueves 25 de agosto, en el Senado, se intentó aprobar una resolución que designaba el 3 de junio como Día de la Juventud. Hubo objeción por parte de algún legislador, que insistió en que ya antes se había designado un día para esos fines. ¿Y a quién le importa? Si hay un día, o si hay dos, ¿cómo pueden consumir su tiempo en algo tan inútil? Ese fue, también, el último día de Arango como portavoz; el último en que dio la cara. Luego él se fue, pero quedan los otros.

Lo deprimente aquí no es la esencia del que se fotografió en pelotas, sino la soberbia con que los demás -bastos, hipócritas y puritanos- moralmente siempre andan en cueros.

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